-Entrada del diario en 2018, sí le di muchas vueltas al asunto pero para mi no era un tema superficial.-
“Ser Testigo de Jehová es para cumplir con lo que me han dicho toda mi vida que está bien. Y la verdad es que hay cosas en ello que han traído bendición y alegría a mi vida. Es parte de mí. Aunque a vez me han traído profunda tristeza, represión y sensación de ahogamiento.
Las alegrías: mis amigos. Quizás yo no sabía ser amiga al principio, pues aunque he llegado a apreciar profundamente a varias personas lo largo de mi niñez son muy pocas las personas que permanecen, porque antes yo no sabía corresponder.
También creo que estuvo bien (hasta cierto grado) la protección, la liberación de otras supersticiones y engaños religiosos comunes en México, la virtud y honestidad que hay en muchas personas en la congregación, elijo quedarme con lo bueno del amor entre hermanos, me enseñaron que se puede mostrar bondad generosidad y compasión, los buenos hábitos, la honestidad en el trabajo, la puntualidad, la lectura, la importancia del sustento histórico, geográfico, la escuela de oratoria y las verdades bíblicas espirituales y filosóficas de luz (que ahora veo que también tienen otros cultos, pero toma tiempo verlas libres de prejuicios). Como el hacer todas las cosas, hasta las cotidianas como para Dios como para algo sagrado, el hacer todo excelente es dar el 100% en la vida, y por el simple hecho de practicarlo la vida cobra mayor sentido. El orar pidiendo específicamente lo que deseamos. Ser agradecidos, la disciplina…
Tengo muchas razones para agradecer esa educación. Aunque fuera de casa también veo que se pueden aprender otras cosas valiosas y otras experiencias. Veo que hay personas que no son Testigos de Jehová y también son sinceras de convicción, que también Dios les da lo que le piden, que pueden tener paz y armonía, y al igual que los Testigos de Jehová también pueden tener las dificultades propias de la humanidad y la ignorancia; mismos chismes y problemas con o sin Biblia. Que puedo salir más, leer más que solo la Biblia, conocer lugares y vivir más. Tener amigos de momentos y de vivencias, pero también amigos que permanecen.
Quisiera dejar de atarme a las obligaciones de ser Testigo de Jehová que me impusieron y después me impuse a mí misma por ignorancia, y por el pretexto de que “no puedo” o “no tengo tiempo” porque debo dedicarlo a la reunión o a la predicación.
Son actividades que ya no me llenan. La predicación nunca me ha gustado. Antes mi mamá me decía, -a nadie nos gusta predicar, pero Tenemos que hacerlo porque es un mandato-. Después vi que hay gente a la que sí le gusta predicar, a quienes hablar de Jehová y de la Biblia les da entusiasmo porque sienten que de verdad ayudan a los demás, que les dejan el mensaje de consuelo de paz y amor que todos necesitamos.
Pero al hacerlo yo, no me siento como esas personas. Yo solo sentía que iba a hablarle a alguien de algo que ni quería escuchar y que ni yo me termino de creer. Sí, es bonito cuando alguien se admira de lo mucho que sabes de la Biblia y te elogia por ello. Pero eso es el ego, no la humildad por enseñar. Ahora veo que las personas que me topé, y que me cuestionaron, eran en reflejo de mí misma, de mis propias dudas, lo que yo me cuestionaba y no me atrevía a decir en voz alta. Y es que a final de cuentas el mundo es como un espejo. Un reflejo de lo que eres en tu interior. Y eso es lo que percibes.
Ahora entiendo que hay un Todo, que tenemos el privilegio de formar parte del Todo, que no solo la Biblia es un libro sagrado de sabiduría ancestral, hay más. Y que esos dogmas y leyendas (porque nadie puede saber hoy en día exactamente como fue el principio ni del universo ni de la humanidad. Si poco a poco descubrimos más, si nos falta humildad a pesar de ser tan pequeños) son una base, una guía de lo que van descubriendo nuestros ancestros (antes de la escritura todo se contaba de boca en boca, basta con jugar al teléfono descompuesto para no confiar en mitos antiguos a plenitud) y depende de nosotros agregar o quitar, que tan rica puede ser esa sabiduría depende de nosotros, debe ser colectiva, si nos esforzamos más por entender otras culturas sin juzgar, estaremos más cerca de la verdad.
Quizás es ahí donde se aprecia más la belleza del libre albedrío que nos ha regalado Dios y esa eternidad en nuestros corazones no es como la entendíamos, no es individualista, debe ser colectiva por medio de un legado, o una descendencia genéticamente cargada de nuestros recuerdos y aprendizaje. Quizás es así.
Y por eso la verdad es que me siento un fraude cuando sigo yendo a una reunión a comentar que tenemos la verdad absoluta, y más aun cuando voy a predicar a enseñar que habrá una resurrección y paraíso terrenal y cuando les doy el avión a mis “hermanos” que dicen que el Reino traerá la solución a todos los problemas. Porque ya no creo en ese dogma. Sino que lo que realmente Dios desea es que seamos conscientes y responsables de nuestras propias acciones para hacer algo mejor por la vida que nos regala en su abundante generosidad. Pero bueno si realmente la vida es como tú la creas, y mientas más mentes haya concentradas en esa “verdad” más se crea, entonces ellos sí tendrán su paraíso.”
Es bueno para mi recordar las cosas buenas que sí me dejó esa religión, y también sigo creyendo en la co-creación de la humanidad, pero uno elige por lo tanto a qué mundo quiere pertenecer, de entre todos los mundos que hemos creado entre todos, es como un juego, ya no vale la pena juzgar ni tratar de imponer o convencer a otros de lo que yo creo, pero si me gusta leer otras opiniones, así que ¿En qué crees tú?