Querido amor de la infancia…

Y aquí sigo reciclando historias de mi diario, de hace 9 años. Ésta fue la carta de despedida que nunca le mandé al amor de mi infancia, aquél chico con el que anduve en mi juventud, pero por quien el cariño que sentía venía desde niña, y que dados los cambios y como se dieron las cosas, no funcionó, nunca le conté la historia de como me enamoré de él y necesitaba un cierre, así que pretendí que se la contaba… y quedó así:

“Tú y yo nos conocimos cuando yo tenía 9 y tú 12, recuerdo que fue gracias a aquella niña de 3 años, que empezamos a jugar juntos, ella era tierna y juguetona, le gustaba jugar conmigo, y tú eras también joven y juguetón, no sé como pero después seguíamos jugando juntos tu y yo aunque la niña ya no estaba de por medio, tampoco estoy segura de cuando empezaron mis sentimientos hacia ti, lo que sí recuerdo eras el único amigo niño que tenía, y que eras el niño más noble, atento, divertido, sincero, que conocía.

Jamás te enojabas, ni aunque te jalara de la corbata, te quitara tus churritos (sacaste otros, como si supieras lo que iba a hacer y los hubieras comprado para mi) o hiciera algún berrinche…como cuando me quitaste los lentes y te echaste a correr, y yo me puse a llorar, me pediste perdón varias veces, yo te dije que no, y me preguntaste -¿eres orgullosa?- (Yo ni me había percatado de que lo era hasta que me lo dijiste, esa pregunta me marcó durante unos años, y aunque no lo cambié al instante me ayudaste mucho con ella.) al otro día solo fingí que había estado actuando para que siguiéramos jugando como si nada, y tú siempre me perdonabas.

Así que tú y yo jugábamos felices (sí nos llevábamos un poco pesado), hasta que intervino mi hermana mayor, fue en una noche de conmemoración, me detuvo mientras corría jugando, y me dijo muy seriamente que no debía jugar más contigo porque tú eras niño y yo niña… y que ella ya había hablado contigo (sé que su intervención provenía de su errado sentido del deber ser, pero bueno, todos éramos niños).

En ese momento yo le obedecí… yo la percibía como una autoridad en ese entonces, no me percaté de que tenía más opciones … y por lo que recuerdo tú también le hiciste caso.

Tampoco me percaté de lo mal que me caería esa distancia, hasta que nos cambiaron de congregación a mi familia y a mí… porque entonces ya no te vería cada semana, únicamente cada año en las asambleas y pues no había celulares…

Creo que fue entonces cuando me empecé a confundir con tantas cosas que sentía, mi nostalgia del cambio de congregación… y por la manera en cómo te recordaba… empecé a idealizarte y pensar que lo que sentía por ti era más que amistad, creía que tú eras por quien sentía el amor más puro e imborrable que existía… y vaya que me duró lo imborrable…. logré hacerme la idea en la cabeza de que eras el amor de mi vida.

Aunque no lo creas, cuando estaba en la secundaria me leí el libro “Lo que los Jóvenes Preguntan” con una amiga y contestando el test de ¿Es amor o el encaprichamiento? Me convencí a mí misma de que era amor auténtico lo que sentía por ti; porque lo que me atraía a ti eran tus cualidades que yo recordaba y no tanto porque fueras guapo, -que sí también lo eras-.

En esa época cuando solo te veía en las asambleas, era cuando más intensamente me sentía enamorada… yo creo por la pubertad. Y sentí que tenía que exteriorizar mis sentimientos por ti…. hice una de las cosas que más me avergonzaron muchos años:

Te escribí una carta diciéndote que te amaba…ya ni recuerdo que más decía la carta. Se la dí a mi amiga (que si iba en tu congregación) y le pedí que te la diera… no sé si te la dió… a veces pienso que no y a veces que sí por la manera en cómo me saludabas. La verdad no la sé…creo no la sabré nunca…. pero yo desde entonces no te podía saludar igual. -Porque cuando le conté a mi otra amiga lo que hice, me hizo ver la realidad de lo impulsivamente estúpida que había sido al mandártela- Desde entonces, yo me moría de la pena cuando te veía, aunque tú me saludabas muy galantemente y yo me derretía, pero de eso a cruzar palabra contigo, ya no podía.

Pasaron los años… para mí esos sentimientos seguían igual, tú seguías tu rumbo, yo solo registraba en mi mente todo lo que escuchaba de ti, como cuando te hiciste precursor… lo que hacías y mi amiga (la que iba en tu congregación) me contaba….

Después de la expulsión de mi papá de la congregación, nos regresamos con mi mamá a la tuya y yo seguía comportándome demasiado tímida contigo, había una gran brecha entre nosotros… y después tu disciplina de la congregación, menos te podía hablar, aunque yo ni si quiera estaba bien espiritualmente.

Cuando regresaste te fuiste a la congregación de lengua de señas y después supe que tenías novia… entonces me dije que era tiempo de dejar mis fantasías porque obvio tu no sentías lo mismo por mi que yo por ti…

Así que después de mucho autoconvencerme de dejarte ir (mientras tu rompías y regresabas y rompías otra vez con tu novia) pude apartarte un poco de mi mente por fin.

Cuando de repente regresaste a la congregación porque te habían operado, y yo me decía a mí misma -actúa normal- para por fin ser natural al verte, pero entonces fue la expulsión de aquél hombre que también era como un padre para mí, y lloré, y tú estabas, y me abrazaste…. fue como si en ese momento se me hubieran detenido las lágrimas… ya no podía llorar…. y el abrazo fue natural y cercano.

Y el resto de la historia ya la sabes, fue cuando empezamos a ir a los ensayos convivir con tu familia, anduvimos… rompimos… de nuevo trate de hacerme convencerme de olvidarte, y de nuevo cuando por fin según yo te soltaba, regresaste a mí, (aunque creo fue más bien porque era muy cercana con tu familia), el chiste es que volvimos, (Eso si las 2 noches que hemos terminado han sido las peores de mi vida hasta ahora… la primera vez me ahogaba en mi propio llanto y la 2a sentía que me estaba volviendo loca literalmente… tal vez lo estoy un poco.) Y después volvimos a terminar.

Es la larga explicación de que después de tanto tenerte presente, eres parte de mi historia, solo quiero saber que esto es cosa mía y que a ti no te afecta, que estes bien por tu parte y poder yo seguir adelante… Me ha costado trabajo porque te sentía conmigo, a veces recuerdo tu voz tu aroma, cuando me fundía en tu abrazo, tu cara, a veces te incluyo en mis pensamientos como si hablara contigo… es por eso que me digo que es cosa mía, algo así como un amigo imaginario.

Pero si las cosas no se dieron, es por algo, es tiempo de seguir adelante… pasar la página… Por eso aunque ya me he despedido de ti antes… ahora duele más, porque esta vez es en serio, por mi bien.

Esta vez me despido, Adios.”

Por fin puedo publicar o hablar de estos recuerdos sin dolor, creo que hay cosas que pueden doler más, también creo que ya no me obsesiono a ese grado, ya llevé al límite lo que podía obsesionarme con alguien, y aunque mi vida romántica no está resuelta, bueno en general no tengo la vida resuelta, pero me gusta dejar estas historias en donde quizás alguien más se pueda identificar con ellas, creo que en el fondo siempre las escribí para publicarlas, así que ya que tengo un sitio donde hacerlo ¿por qué no hacerlo? ¿Alguien más quiere contar la historia de su amor de la infancia?

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *